Un pequeño poblado que recuerda a un pesebre y atrae por su paz, quietud y tranquilidad, pero, sobre todo, por su gigante amigo: el Parque Natural Los Estoraques, de cuatro millones de años.
La pasión por el descanso inspira a este prodigioso lugar de Norte de Santander, ubicado a 45 minutos de Ocaña, la segunda ciudad del departamento. El azul del cielo que lo abriga, la impactante quietud, la paz y el silencio son los mayores atractivos de este pueblo neocolonial, que para algunos parece un hermoso pesebre por el color blanco de sus casas que rodean un tesoro: Los Estoraques.
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